Yo escribo porque...
Escribo porque las palabras, al salir de mí, se convierten en el reflejo más fiel de lo que soy. Son mi espejo, mi eco, la huella tangible de lo que llevo dentro. En ellas encuentro lo que a veces no puedo decir con el simple gesto de hablar, lo que no logro expresar con miradas ni con gestos.
Escribir me permite caminar dentro de mis pensamientos y sentimientos. Les doy forma, los ordeno, pero también me pierdo y, en ese extravío, me encuentro una y otra vez. Es como un viaje sin mapas, una ruta de descubrimiento que no tiene destino, pero sí significado.
Escribir es el lenguaje de mi alma, la forma en que converso con el universo y conmigo mismo. Es la única manera de hacerme escuchar en la vastedad del mundo, de tender un puente entre lo tangible y lo intangible. Cada palabra se convierte en una pequeña flecha lanzada al aire, un intento por conectar mi interior con todo lo que me rodea, por encontrar esa sutil resonancia que nos une a todos. Cada palabra es un latido, cada historia una respiración.
Escribir es el pulso que marca mi existencia. En la escritura me siento vivo, más que en ningún otro lugar. Es un acto orgánico, algo que brota desde lo más profundo, algo que necesito con la misma urgencia con que respiro. Escribir es también un acto de liberación. Es una forma de ordenar el caos que habita dentro de mí, de darle sentido a las contradicciones y los desconciertos que me invaden. En ese orden, encuentro claridad, y en la claridad, un camino para comprenderme, para entender mis pensamientos y sentimientos, y aprender a aceptarlos, a amarlos.
Escribo porque en la página encuentro un refugio. En ese espacio blanco, el mundo parece detenerse, y allí todo tiene sentido, incluso cuando fuera de esas palabras, todo parece desmoronarse. La escritura es mi refugio, mi ancla en medio de la tormenta. Escribir es mi forma de existir, de comunicar lo que no puedo expresar de otro modo. Es mi manera de ser, de resistir el olvido. Es mi forma de llenar el silencio, de darle voz a lo que dentro de mí grita y no se deja callar.
Escribo porque dentro de mí hay historias que necesitan ser contadas, voces que se niegan a permanecer en silencio. Son relatos que no se pueden reprimir, que buscan salir a la luz, aunque a veces se pierdan en las sombras antes de encontrar su lugar.
Escribir es un viaje hacia mi verdad, un camino que sigo sin saber qué encontraré en el próximo paso. Es un viaje continuo hacia lo que aún no sé de mí mismo, un descubrimiento constante, un abrirme como si fuera una página en blanco, esperando ser escrita.
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