Autobiografía - Memorias de lo incierto
Hace muchos años, antes del nacimiento de Instagram, un lunes por la mañana de abril del 2003, nací en el seno de una familia cariñosa, en el norte de México. Recibí el nombre de Danna Paola, y, como todos, llegué a este mundo sin una idea de lo que era, o la vida que me deparaba. No sabía que sería la primogénita de seis hijas, o que me apasionaría tanto la escritura, que no iba a gustarme el coco o que jamás podría decidir cuál fue mi color favorito. Pero supongo que esa es la gracia de la vida, la que todos compartimos.
Desde una edad temprana mostré un carácter singular, una imaginación quizá más activa de lo que debería tener cualquier persona, y un gran repertorio de valores que mis padres desde el primer día buscaron inculcarme, en base de una educación religiosa. Estudié en La Salle por gran parte de mi vida, no siempre con ganas, pero en el transcurso aprendí a valorar y amar el conocimiento, e ir tras su constante búsqueda. Cuando me gradúe, después de un año sabático viajando, opté por estudiar literatura, uno de los grandes momentos decisivos de mi vida, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, de donde me gradué con honores a los 25 años, para posteriormente ir tras una maestría.
Estudié una segunda carrera en periodismo,
y me titulé en cinematografía también. Los diplomados que realicé son más de
los que puedo contar con las manos. Leí más libros que comí golosinas, escribí
unos cuantos que me llevaron a la cumbre de mi carrera. Gané premios, viajé por
todos lados hasta hartarme, y elaboré todo proyecto que cruzó por mi mente. Me enamoré,
me casé y formé una familia como muchos.
Fui tan feliz durante todos
esos años, superando los altibajos a veces más bajos que altos, que nadie se
explica cómo, a los 42 años, desaparecí de la faz de lo conocido, una tarde de
otoño de 2045. Conmigo llevé memorias, sentimientos e ideas, dejé proyectos a
medias y mi hogar y pertenencias como cualquier otro día. Nadie lo sospechó,
pese a ser una persona que estaba constantemente ante la mirada atenta de
alguien, me esfumé como el viento mismo.
¿La única pista? Una
serie de diarios escritos de forma confusa, significados ocultos y códigos
difícilmente descifrables, tal y como el que tienes en tus manos en este
preciso momento.
Bienvenido al primer
diario, querido lector, y mucha suerte con las primeras pistas... La necesitarás.
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